El
comportamiento sexual, ya sea cópula o de cortejo, es extremadamente
interesante y variado en el mundo animal, y obviamente no carece de
explicación.
El
comportamiento de los diferentes animales tiene también una trayectoria y
origen evolutivo. Cuando observamos un comportamiento desde una perspectiva
evolutiva podemos realizarnos preguntas cuya respuesta nos ayuden a comprender mejor
al animal ¿Cómo surgió? ¿Cómo empezó? ¿se ha modificado con el tiempo?. Podemos
encontrar algunas respuestas buscando en el origen filogenético. En el caso de
tener una inferencia filogenética fuerte, podremos encontrar especies que
puedan ordenar el comportamiento hacia la complejidad mediante variables de un
comportamiento ancestral.
Empis aerobatica. Foto de E. M. Fisher
A veces es imposible
el conocer la trayectoria evolutiva, pero en este caso hay una marcada
evolución en el comportamiento sexual de algunos insectos empídidos. Estos
dípteros son voraces depredadores, con hembras muy agresivas, por lo que el
macho ha de trabajarse mucho el cortejo. En los géneros Hilara y Empis puede
darse el caso de que el macho se acerque a la hembra con intenciones
copuladoras y que esta lo tome por una presa, lo agreda y se acabó la historia.
En las soluciones se ve la evolución del comportamiento.
En algunas especies el macho se acerca a la hembra mientras la hembra come, para que al estar esta saciándose minimice las posibilidades de él mismo ser considerado una presa.
En otra situación, los machos de alguna especie como Empis livida, capturan una presa que otorgan a la hembra para que esta se la coma y minimizar riesgos de depredación. En otras el macho envuelve parcialmente una o varias presas en un capullo de seda, para que la hembra tarde más tiempo en obtener la comida y así ampliar el tiempo de cópula y minimizar riesgo.
Otras especies, como Empis borealis e Hilara wheeleri, envuelven totalmente la presa en seda, así la hembra tardará más tiempo en desenredarla. Incluso hay especies que otorgan alimentos deteriorados, secos o ya consumidos envueltos en el capullo.
En el caso de Hilara sartor, Empis snoddyi y H. granditarsis, el macho regala un capullo de seda sin alimento, engañando a la hembra que se entretiene en deshacer el capullo para no encontrar nada. En este comportamiento de H. sartor, el más evolucionado, parece que el macho consigue aplacar a la hembra sin tener que invertir en los costos de obtener alimento, pero la cosa es que esta especie se alimenta de néctar.
La cosa es que la evolución del comportamiento, al verse ya condicionada por el paso evolutivo en el que el macho entrega un capullo a las hembras, ha hecho que las hembras valoren el regalo (quizá como una muestra de fitness) y elijan a los machos que les traen un capullo (y si es grande, mejor). Ya que queridos amigos, la selección sexual siempre se encuentra antes de la selección natural. De ese tema ya hablaré en el futuro en este blog.
En algunas especies el macho se acerca a la hembra mientras la hembra come, para que al estar esta saciándose minimice las posibilidades de él mismo ser considerado una presa.
En otra situación, los machos de alguna especie como Empis livida, capturan una presa que otorgan a la hembra para que esta se la coma y minimizar riesgos de depredación. En otras el macho envuelve parcialmente una o varias presas en un capullo de seda, para que la hembra tarde más tiempo en obtener la comida y así ampliar el tiempo de cópula y minimizar riesgo.
Otras especies, como Empis borealis e Hilara wheeleri, envuelven totalmente la presa en seda, así la hembra tardará más tiempo en desenredarla. Incluso hay especies que otorgan alimentos deteriorados, secos o ya consumidos envueltos en el capullo.
En el caso de Hilara sartor, Empis snoddyi y H. granditarsis, el macho regala un capullo de seda sin alimento, engañando a la hembra que se entretiene en deshacer el capullo para no encontrar nada. En este comportamiento de H. sartor, el más evolucionado, parece que el macho consigue aplacar a la hembra sin tener que invertir en los costos de obtener alimento, pero la cosa es que esta especie se alimenta de néctar.
La cosa es que la evolución del comportamiento, al verse ya condicionada por el paso evolutivo en el que el macho entrega un capullo a las hembras, ha hecho que las hembras valoren el regalo (quizá como una muestra de fitness) y elijan a los machos que les traen un capullo (y si es grande, mejor). Ya que queridos amigos, la selección sexual siempre se encuentra antes de la selección natural. De ese tema ya hablaré en el futuro en este blog.
Asique si buscáis
una explicación del comportamiento, ya sabéis, ¡barajad entre costos y ventajas!.
PD: como veis he escrito sobre invertebrados, aunque sabéis que mi pasión son los vertebrados.
Bibliografía:
PD: como veis he escrito sobre invertebrados, aunque sabéis que mi pasión son los vertebrados.
Bibliografía:
Kessel, E.
L. 1955. The Mating Habits of Balloon Flies. (Diptera: Empididae). Syst.
Zool. 4: 97-104
Lorenz, K. Sobre la agresión el pretendido mal. 1966.
Sadowski,
Jennifer A.; Moore, Allen J; and Brodie, Edmund D. III, ‘The evolution of empty
nuptial gifts in a dance fly, Empis Snoddyi (Diptera: Empididae):
Bigger isn’t always better’, Behavioural Ecology and Sociobiology, Vol.
45, Nos. 3-4, 1999.
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