lunes, 14 de septiembre de 2015

Cetartiodáctilos y apéndices craneales (Zoología)


Bienvenidos criaturas de la evolución. Hoy voy a escribiros una entrada sobre los apéndices craneales de los rumiantes actuales.  Vulgarmente la gente utiliza la palabra cuerno para referirse a todo apéndice craneal de un animal, sea cual sea el origen y composición de este apéndice. Nada más lejos, todos llamamos cuerno a los apéndices craneales de los rinocerontes y estos no son óseos.

Pero bueno, lo que hoy nos atañe son los apéndices de los rumiantes ya que los diferentes órdenes actuales con apéndices (que no todos los tienen) tienen unos apéndices diferentes que reciben nombres distintos.

Seguramente lo que más hayais escuchado sean los términos cuerno y asta. Vamos a profundizar en ello:

De las cuatro familias, vamos a empezar con la familia Bovidae, que comprende al ganado típico (vacas, ovejas, cabras, elands...) y sus parientes salvajes. Estos animales tienen lo que llamamos cuerno. Un cuerno por lo tanto está formado por una protuberancia ósea ( una prolongación de hueso) que crece recubierta por una vaina o funda córnea de queratina. Vamos que si cogemos el cráneo de un toro, podemos quitarle esa vaina córnea que es el típico cuerno para beber cerveza y veremos que del hueso frontal nace el apéndice óseo que es recubierto por dicha vaina. Además, los cuernos de los bóvidos tienen una única punta.


Muchas veces habréis escuchado en los medios de comunicación españoles y en el mundo especializado del maltrato taurino eso de "herida de asta". Pues bien, los toros, que son bóvidos, no tienen astas. Tienen cuernos.



Syncerus caffer en Botsuana, con unos formidables cuernos. Foto de Marco Ansón

Los rumiantes que tienen astas son los miembros de la familia Cervidae, los cérvidos. Estos animales presentan unos apéndices ramificados llamados astas y que tienen numerosas puntas. Estas astas son apéndices caducos, que crecen todos los años en las especies que las poseen. El apéndice va creciendo y calcificándose para posteriormente librarse del terciopelo que le cubre. Una vez concluido el ciclo, el asta se cae por la zona de la roseta. Esta familia carece de apéndice córneo dentro de la propia asta como tal.



Ciervo rojo de España, un cérvido con sus astas.

Otra familia de rumiantes con apéndices son los antilocápridos, actualmente representados por una única especie: el berrendo (Antilocapra americana). Los apéndices de este animal tienen un origen óseo, como en los bóvidos. Este apéndice está cubierto de pelo que forma una vaina ósea de queratina. A diferencias de los bóvidos, esta vaina se renueva cada año, creciendo de nuevo sobre el apéndice óseo. Este tipo de apéndice en inglés se llama pronghorn, que es el nombre que le dan al animal.



Los pronghorns del berrendo. Ilustración de Marco Ansón.

El último tipo de apéndice craneal pertenece a la familia Giraffidae, es decir, los okapis y jirafas. Las girafas presentan un par de apéndices entre los huesos frontal y parietal. Estas prolongaciones óseas están recubiertas de pelo y se llaman osiconos. También pueden tener un domo en el centro de la cara entre los ojos.


Ejemplo de osiconos, un ejemplar de Giraffa camelopardalis en Botsuana. Foto de Marco Ansón.

Ya sabeis queridos lectores ¡no todo es herida de asta!












No hay comentarios:

Publicar un comentario