Un cerebro grande consume una gran cantidad de energía. Al mismo tiempo un aparato digestivo grande para procesar alimentos de dificil procesado también consume mucha energía. El aprovechamiento de la carne para ir abandonando la dieta herbívora en favor de una omnívora con énfasis carnívoro permite reducir el tamaño del aparato digestivo en pro del aumento del cerebro en lo que a costos energéticos se refiere.
Fotografía de cráneo de H. ergaster realizada por Manuel Ansón
Posteriormente apareció Homo ergaster, hace 1,9 millones de años. El esmalte de su dentición es mucho más fino, lo que le haría más costoso el poder alimentarse de una dieta dura vegetariana, limitando la flexibilidad gastronómica. Homo ergaster es un animal más grande, con unas proporciones más similares a las de los humanos modernos de las regiones tropicales. Homo ergaster está relacionado con una gran cantidad de acumulaciones de industria lítica. Éstas herramientas les permitirían tanto procesar materia vegetal como materia cárnica. Lo que ha quedado evidenciado de forma clara en el registro fósil, es que al evolucionar las especies de Homo hacia la modernidad, estas han ido ampliando sus posibilidades para la caza y han ido incluyendo el consumo de animales como una parte fundamental de su dieta. Está ahí la evidencia del procesado de los grandes mamíferos, siendo éstos desde alcelafinos hasta hipopótamos y jiráfidos. Sin embargo, parece que es dificil el aceptar que ya las antiguas especies del género Homo eran capaces de ser buenos cazadores. Durante muchos años, diferentes autores como Milford o Blumenshine defendieron que estos homínidos se dedicaban al carroñeo de carcasas de animales muertos o cazados por otros depredadores de la sabana. En la actualidad, y gracias a la labor de grandes investigadores como Manuel Domínguez Rodrigo, han quedado demostradas las capacidades cazadoras de H. ergaster, siendo un gran depredador de su hábitat africano, abatiendo él mismo a sus presas y procesandolas, como evidencian los diferentes yacimientos de la Garganta de Olduvai como BK o FLK Zinj.
Reconstrucción del paleoambiente de un grupo de H. ergaster procesando un Sivatherium que han abatido. Tal cual aparece en Domínguez-Rodrigo, M. et al., 2013. On meat eating and human evolution: A taphonomic analysis of BK4b (Upper Bed II, Olduvai Gorge, Tanzania), and its bearing on hominin megafaunal consumption. Quaternary International. Paleoarte realizado por Marco Ansón, autor del blog.
Las especies de homínidos posteriores, entre ellas H. heidelbergensis, H. neanderthalensis y H. sapiens están ampliamente relacionadas con el consumo de carne, realizando grandes cacerías y mostrando una amplia dependencia base del aporte cárnico a su dieta, más allá de su flexibilidad como omnivoros y las evidencias de consumo de materia vegetal por estas especies. Los humanos dependen de una ingesta de proteina animal para su supervivencia, aportándoles B9 y B12.
¿Es el consumo de carne lo que nos hizo humanos? Ya profundizaremos posteriormente en la actualidad sobre la evolución humana. Lo que está claro es que la evolución de los linajes del género Homo se encuentra claramente marcada por el consumo cárnico primario y por la capacidad de depredación de diferentes animales. A día de hoy el hombre (H. sapiens) es el superdepredador por excelencia sobre el planeta. Con esta entrada quiero abrir los ojos a aquellos que ven a nuestra especie y a su linaje ancestral como si de unos hippies de la sabana se trataran. Aquellas hipótesis han caído en el fracaso tras las evidencias actuales de la caza. Puede que ciertos sectores hagan hincapié en las diferencias morfológicas entre la dentición del orden Carnívora y la del género Homo, pero, amigos, la depredación de otros animales va mucho más allá de la dentición secodonta en este el reino animal.
Bibliografía:
Aiello LC, Wheeler P. 1995. The expensive tissue hypothesis. Curr. Anthropol 36:199–221
Domínguez-Rodrigo, M., Bunn, H. T., Mabulla, A. Z. P., Baquedano, E., Uribelarrea, D., Pérez-González, A., Gidna, A., Yravedra, J., Diez-Martin, F., Egeland, C. P., Barba, R., Arriaza, M. C., Organista, E. & Ansón, M. 2014. On meat eating and human evolution: A taphonomic analysis of BK4b (Upper Bed II, Olduvai Gorge, Tanzania), and its bearing on hominin megafaunal consumption. Quaternary International, 322-323: 129-152
Domínguez-Rodrigo, M., Castanedo, A. 2014. Entre arqueólogos y leones. Bellaterra
Eaton SB, Eaton SB III, Cordain L. 2002. Evolution, diet, and health. In Human Diet: Its Origin
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McHenry, H.M 2009. "Human Evolution". In Michael Ruse & Joseph Travis. Evolution: The First Four Billion Years. Cambridge, Massachusetts: The Belknap Press of Harvard University Press
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