Ahora ya terminada la excavación y con todos los fósiles debidamente recogidos y empaquetados os puedo hacer una breve reseña.
Este año el número de excavadores voluntarios (alumnos) ha sido bajo, y eso se ha notado. No obstante, los alumnos han excavado con dedicación y han aparecido piezas curiosas.
La mayoría de los restos desenterrados pertenecen a rumiantes, como ya os comenté en la entrada anterior. Adicionalmente, apareció una falange de carnívoro, un hallazgo muy raro para este yacimiento. ¿quién sabe si pertenece a un félido?
Destaca entre los fósiles ubicados la presencia del proboscídeo Gomphotherium (para leer más sobre los gonfoterios pincha aquí) es destacable. La mayoria de las veces aparece en forma de fragmentos de esmalte, pero este año se ha rescatado un molar (excavado por quien os escribe, pero no sacado por mi) y un fragmento de pelvis de gonfoterio.
Molar (o premolar, pero molar mola) de Gomphotherium angustidens con sus raices enormes.
Por desgracia, los restos del magnífico Anchitherium (équido con tres dedos por extremidad) no han sido destacables en esta campaña, encontrándose alguna pieza molar, algún incisivo o algún fragmento apendicular bastante deteriorado.
Lo que si puedo decir es que este año, ha sido el año de las picas. Si, picas, esos simpatiquísimos lagomorfos de la familia Ochotonidae. En los yacimientos de Somosaguas aparecen dos géneros: Lagopsis y Prolagus.
Mandíbula de lagomorfo. Fotografía de la Dra Soledad Domingo. Tomada prestada al Proyecto Somosaguas de Paleotología.
Aquí podéis ver una vieja reconstrucción que hice de Prolagus.
Y así han transcurrido los días al sol, buscando con emoción restos del Mioceno Medio y descubriendo la paleontología a una nueva generación de estudiantes. Habrá que esperar un año a que se vuelva a excavar y aparezcan nuevos fósiles interesantes.
Como dato anecdótico os dejo esta foto en la que director y alumno bailan de una forma extraña creando puntos de fuga:
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